Castillo de Montségur

El refugio cátaro

Volver a sitios

El paisaje, que se despliega ante los ojos de los visitantes que ascienden el mítico "pog" de Montségur, es impresionante. Aquí se evoca con emoción una historia terrible y apasionante. El museo del tranquilo pueblo situado a los pies del castillo ha restaurado su auténtica memoria...

Historias

Raymond de Péreille, señor de Montségur, instaló en el «pog» un pequeño conjunto defensivo y algunas casas para los religiosos cátaros. Asimismo, en 1232 aceptó que la Iglesia de los herejes se refugiara allí y estableciera "su sede y su cabeza". Señores expulsados de sus tierras, gentes de armas y simples creyentes poblaron este pueblo fortificado, que les ofrecería una protección segura. El «pog» se convirtió en el símbolo de la resistencia religiosa, militar y política. Sería de allí de donde en 1242 partió la tropa que masacró a los inquisidores en Avignonet, en el Lauragais. Esto fue demasiado para el rey de Francia. Fue entonces, cuando el monarca decidió acabar con Montségur. El asedio se colocó delante del «pog». Duró desde la primavera de 1243 hasta el mes de marzo de 1244. Un comando logró tomar la Roc de la Tour e instalar allí una «pierrière» (un tipo de catapulta), que bombardeó el poblado fortificado, donde sus defensores estaban totalmente encerrados. La guarnición estaba agotada. Pierre-Roger de Mirepoix, comandante de la plaza, negoció la rendición. Los cátaros debían elegir: convertirse o morir. Ellos eligieron la hoguera. Después de estos acontecimientos, el señor de Lévis, hizo construir en nombre del rey un nuevo castillo, que vigila desde entonces las montañas...

El sendero

Primero cruzamos unos prados, que pueden haber sido el escenario de la gran hoguera de 1244, después pasamos junto a una estela erigida en los años 60 por la Sociedad de la Memoria y los Estudios Cátaros, en memoria de las víctimas quemadas en la hoguera. Un poco más arriba llegamos al «pas d’âne», un camino original, sólidamente construido para facilitar el paso de los caballos. Caballeros, comerciantes, campesinos que aprovisionaban el poblado fortificado, los visitantes que acudían para escuchar una predicación, para recibir un consolamentum o para visitar a un familiar... Todos ellos transitaban diariamente por estas pendientes.

El castillo

El castillo del señor de Lévis está firmemente anclado a la roca. En el interior, aislado del mundo moderno y asentado en las piedras silenciosas, se puede escuchar cómo el guía nos narra la epopeya del asedio de Montségur y su trágico desenlace. Después, se sale un poco emocionado, para visitar la torre del homenaje, donde se abren unas preciosas ventanas y se adivina una escalera, que accede a sus dos pisos...

El pueblo fortificado

Algunos muros emergen por la ladera. La mirada parte pronto en busca de la Roc de la Tour, cuya presencia se adivina a lo lejos, en el bosque... Es aquí donde los asaltantes lograron sorprender a los defensores: la barbacana, que defendía el pueblo fortificado cayó y, seguidamente, los últimos lienzos de muralla cedieron a los golpes de las bolas de piedra, algunas de las cuales han sido encontradas.

Miradores

El castillo tiene una panorámica de 360 grados, por lo que las vistas son espectaculares. Desde la entrada, el pueblo situado a los pies parece enclavado en el valle, dominado por las altas montañas. En el lado del pueblo fortificado, el paisaje ofrece unas vistas infinitas hasta la Toulousain, el Lauragais y la meseta de Sault...

Descubrimientos

Paseando

En los alrededores

El 1 de marzo de 1244, Pierre-Roger de Mirepoix negoció la rendición de Montségur. Las conversaciones llegaron a buen puerto. Se concedió una amnistía parcial a todos los defensores, entre ellos, los que habían participado en la expedición de Avignonet. Estos solo recibirían una condena leve de la Inquisición. A todos los habitantes del poblado fortificado que abjuren de la fe cátara se les garantizará la vida y la libertad. Los demás serán quemados vivos. Hugues d'Arcis, el jefe de los asaltantes, concedió una tregua de 15 días antes de la aplicación de este acuerdo. ¿Por qué se acordó esto? ¿Qué motivos se alegaron? ¿Qué sucedió durante esos 15 días? . Nadie lo sabe, pero ningún cátaro abjuró, e incluso hubo otros, que se convirtieron a la fe cátara. En total, más de 200 personas eligieron la hoguera. El significado simbólico de este suceso es tal, que aún hoy su fuerza es perceptible.