Historia[s]
En el siglo X, a 460 metros de altitud situado en vertiginosas gargantas del Termenet, se elevaba una torre cuadrada, la del primer castillo de Termes. En el siglo XII, un pueblo ocupó la pendiente meridional de su pech: Termes se convirtió en un castrum. Los señores de Termes, ricos e influyentes, son los poderosos vasallos del vizconde de Carcassonne-Béziers, Trencavel. Para Simon de Montfort, el jefe de las cruzadas, Termes es un objetivo prioritario. Se asedia a partir de 1210. La toma de este lugar estratégico, con una reputación inexpugnable, marca el espíritu e inspira a numerosos cronistas. Tras haber tomado posesión del castillo familiar, Olivier de Termes debe cedérselo al rey de Francia en 1228. En la segunda mitad del siglo XII, el castillo se refortifica y el pueblo se desplaza a la parte baja. En 1653, el ruido de una explosión hizo tambalear la montaña. El Rey Sol, que venció al levantamiento, hizo derribar el castillo de Termes ya que era un buen refugio para los posibles rebeldes...
Para descubrir
Paseando
Las callejuelas
Las callejuelas de este pueblo clasificado como «village de caractère» esperan al senderista para ofrecerle una sensación deliciosa. El placer de respirar un ambiente rural, fresco y simple, surge en cada esquina, pasaje cubierto o escalera de piedras rodeada de flores salvajes. Es una gran alegría poder oír las risas de los niños a orillas del río mientras subimos hacia la iglesia, dejando atrás la sombra de los plataneros y llegando a la parte alta del pueblo y después, al camino de la colina...
El Sou
Este pequeño río tan cristalino donde nadan los cangrejos, cruza todo el pueblo. Se puede seguir desde el aparcamiento por un camino florido que en algunas zonas apetece pararse y meter los pies en el agua... Pero por muy encantador que sea, el Sou puede convertirse en un peligroso torrente que arrasa todo a su paso. Los restos de la casa que se encuentra en el camino son testimonio de ello. Hoy en día, y a pesar de los acondicionamientos realizados, en ocasiones el río ocupa la carretera...
La iglesia parroquial
A mediados del siglo XIII, cuando el pueblo de Termes dejó las pendientes de la colina castral para establecerse a orillas del Sou, se fundó una nueva iglesia. Notre-Dame de Termes, con un tejado de tejas, una cruz de piedra y un óculo en la cabecera, un campanario por encima de la entrada..., se aprecia desde el castillo, rodeada por las casas. En el interior, la bóveda de cañón recibe una luz débil. En la pila de agua están esculpida las armas de Pierre de Montbrun, arzobispo de Narbonne de 1272 a 1286: una colina coronada por un árbol...
En los alrededores
El paisaje
Desde la cima del castillo o de una colina se abre el cielo azul: Corbières y sus relieves escarpados os rodearán. Aquí la naturaleza está totalmente protegida y en la garriga de alrededor se oye el canto de las cigarras. Esta naturaleza tiene una flora muy variada y, a veces, tan sorprendente como el beleño negro. Conocido por sus propiedades alucinógenas desde la Antigüedad, también era una hierba que utilizaban las brujas de la Edad Media para fabricar bebedizos y ungüentos. La discreta retama es muy frecuente en estas colinas y os acompaña por el «Petite Vadrouille» de Termes, un sendero que ofrece la posibilidad de descubrir unas magníficas vistas de la región y del castillo, mientras os cuenta el asedio de 1210…
Las gargantas del Termenet
Abajo del todo, a los pies del castillo, el Sou se adentra en las gargantas del Termenet. A estas gargantas vertiginosas excavadas en la piedra caliza llegan los atrevidos a descender el cañón con un extraordinario decorado. La primera cascada de la «Clue du Termenet», con una caída de 6 m de altura, está escondida en los túneles de la D40 y solo es accesible en canoa. La cascada final se adentra en una pila que marca el final del desfiladero y se puede ver desde el sendero «Petite Vadrouille». En uno de los túneles de la carretera hay un aparcamiento con baños para los que se atreven a descender por el cañón. Este sendero contribuye a la protección del valle del Sou, que, alrededor de Termes, es una zona natural protegida.
Las gargantas de Coynepont
Las gargantas de Coynepont se ven desde lo alto si se recorre el sendero del Roc Nitable que pasa por encima, o si se escalan los acantilados de las inmediaciones. También se puede seguir el curso del Sou que ha creado un sendero caótico y salvaje por el que el canto del río en ocasiones ruge y en otras murmura. Este lugar también está clasificado como zona natural protegida, se encuentra al sur del pueblo, río arriba de la capilla Saint-André. Antes, la procesiones se hacían en época de sequía. La estatua de madera de Saint-André se bajaba al río y, completamente mojada, se volvía a colocar en la capilla. Después, se esperaba la lluvia...
Jean le Picard, artesano techador, realizó el tejado de la iglesia del castillo en 1280-1300, y dejó su firma en el mortero: su sello-matriz. A este maestro artesano procedente del norte al servicio del rey, se le identificó, poco después, en el palacio de los Papas de Avignon. El sello se puede ver en la entrada del castillo, junto con otros objetos del lugar, ¡incluso una bomba de 1653 que nunca explotó! Después, llegó otro hombre que también dejó su huella. Edouard Guittard (1890-1940) fue el peluquero del pueblo… y el peón caminero. ¿Se hacía de forma manual? Podaba los bojes con formas creativas. Su hijo tomó el relevo hasta 1965 y hoy en día, el departamento mantiene esta insólita tradición. Los bojes podados se puede admirar a lo largo de la D40.