HISTORIA[S]
Peyrepertuse, ocupada desde la antigüedad, acoge un pequeño conjunto fortificado. Como Quéribus, la fortaleza se mencionó por primera vez en 1020 en el testamento de Bernard Taillefer, conde de Besalù, territorio catalán. A partir de 1162 pertenece a la línea de defensa del reino de Aragón frente a los señores occitanos. Sin embargo, durante la cruzada albigense no desempeña un gran papel hasta que su destino se invierte. En 1240 pasó a manos del rey de Francia que lo convirtió en una pieza maestro de su línea de defensa frente a Aragón. Louis IX y sus sucesores quisieron afirmar aquí todo su poder. Las «obras de arte del rey» lo convierten en una obra de innovación y adaptación: una joya de la arquitectura militar medieval que, a finales del siglo XIII, desafía con orgullo al reino de Aragón. Su interés estratégico desaparece en 1659 con el tratado de los Pirineos, pero hasta la Revolución francesa algunos hombres seguían velando por esta preciosa nave convertida en un lugar fantasma...
PARA DESCUBRIR
Paseando
Duilhac-sous-Peyrepertuse
Duilhac, situad en la roca, está rodeado de viñedos y montañas. Este pueblo no está fortificado, salvo su núcleo central, que incluye la iglesia Saint-Michel. Estupendamente renovado, acoge a visitantes en un entorno encantador y muy pintoresco. Por la gran calidad de sus recientes renovaciones, el pueblo recibió en 2008 el premio de Planificación urbana del Ministerio del Medio Ambiente.
La iglesia Saint-Michel
Esta iglesia romana dio lugar desde el siglo XI al recinto eclesial alrededor del cual el pueblo fue creciendo. Se trataba de un espacio sagrado donde se aplicaba la «Paz de Dios» para proteger a los paisajes y la iglesia de las violencias señoriales. El pueblo recibió en 2002 el premio «Rubans du Patrimonie» por la restauración de esta iglesia.
El Fuerte de Duilhac
Durante la Guerra de los Cien Años, el recinto eclesial refortificado dio lugar al «Fuerte» cuya puerta todavía se puede ver. Algunos habitantes tenían casas-refugios dentro de este espacio: en caso de ataque, también podían replegarse para protegerse.
La fuente
En la parte baja del pueblo, adaptándose a la forma natural de la roca, se sitúa la fuente de Duilhac. Grabadas en la piedra están las palabras del poeta Ronsard: «Quiconque en boira qu’amoureux il devienne...» (Quienquiera que beba, enamorado se volverá...) En los labios recibiréis poesía y agua fresca...
En los alrededores
El camino de Ribaute
Para moler el trigo, los habitantes de Ribaute tenían un elemento valioso: el molino de Ribaute. Este molino de agua, está situado en el Verdouble y así consiguió estar exento de las tasas señoriales, un hecho excepcional, que se conocían como «les banalités». Un sendero os permitirá descubrir sus restos. En el bosque de robles verdes, las culebras huyen al paso de senderistas. Después aparece la garriga, las jaras, las retamas, los cornejos... La majestuosa silueta del castillo se recorta en el cielo donde se oye a las aves rapaces. Por último, se encuentra el Verdouble, en las cavidades de los altos acantilados calcáreos que lo protegen.
Las Cascadas
El agua transparente cae por las cascadas formando marmitas, luego se estanca en los pequeños lagos excavados en la roca al sol... Solo se oye el sonido del viento, el canto de las cigarras, el chapoteo del agua... Un rincón del paraíso que la ciudad de Duilhac ha creado en las gargantas del Verdouble, conocidas como «Las Cascadas». Tras recorrer una pequeña ruta rodeada de viñas se llega a este lugar de ocio natural. Hay disponibles un aparcamiento, mesas de picnic y baños. Para proteger este lugar está prohibido hacer barbacoas. Por vuestra seguridad, el baño no está permitido si no hay un vigilante en la zona del lago.
El Camino de los Cátaros
En el recorrido del camino de los cátaros, Duilhac es una parada muy pintoresca. La etapa hasta aquí desde Tuchan, es sin duda, junto a la siguiente, la más espectacular. Al ir acercándose al pueblo, los caminos salvajes se van convirtiendo en viñedos. Antes de llegar al albergue, situado en el centro del pueblo, se pasa por varias callejuelas acogedoras. Al día siguiente, frescos y dispuestos, llega la hora de salir hacia Camp sur l’Agly. Durante el camino, aparecen las formidables Gargantas de Galamus (más información).
«Petra Pertusa», «la piedra tallada», fue un importante lugar de poder. El hecho de haber dado su nombre a toda una región es un claro indicio. En la región podemos encontrar varios ejemplos de castillos que dan su nombre a la región que dominan añadiendo el sufijo «-és» en occitano. Así por ejemplo, Fenolhedés procede del nombre del castillo de Fenouillet o bien, Lauragués adaptado al francés como Lauragais y procedente de Laurac, Termenés para Termes, o aquí, Peyrepertusés procedente de Peyrepertuse. Hoy en día, al contrario que Fenolhedés, convertido en Fenouillèdes en francés y Fenolleda en catalán, el nombre de Peyrepertusés ya no se utiliza.