Abadía de Villelongue

Un original paréntesis

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Sainte-Marie de Villelongue, discretamente instalada al fondo de un valle de vegetación, a orillas del río Vernassonne, es un ejemplo típico de abadía cisterciense. En el interior, lejos de la austeridad de esta orden, domina la fantasía...

Historia[s]

Año 1149, 12 monjes y su superior se marcharon del monasterio cisterciense de Bonnefont-en-Comminges para fundar una nueva abadía cerca de Saissac: Sainte-Marie de Compagne. Sobre el año 1170, se trasladan a este monasterio en el pueblo de Villelongue, más favorable para su prosperidad. En 1209, se desencadena la cruzada albigense. Sainte-Marie de Villelongue participó activamente en la lucha contra la herejía y fue recompensada por ello. Protegida por el rey, aliada de los Montfort, se agranda y prospera hasta acoger a 30 monjes. En el siglo XIV, con la llegada de la Peste Negra y las devastaciones del Príncipe Negro se inicia su declive, que continúa en los siguientes siglos con las Guerras de Religión y las graves dificultades financieras del siglo XVII. Con la llegada de la Revolución francesa, ya solo quedan dos o tres monjes en estos edificios tan arruinados y se transforman en explotación agraria. Los vestigios escaparon de los saqueos. En 1916 se clasificaron como Monumentos Históricos. La abadía pertenece a la familia Eloffe desde 1965.

Refectorio y sala capitular

El espíritu cisterciense reina en estos dos espacios. El refectorio de los monjes es una bonita sala de una sola nave, muy sombría, pero donde la luz penetra por grandes ventanales y un óculo. La sala capitular tiene dos grandes pilares que sostienen la bóveda. Los capiteles están decorados con láminas lisas curvadas y emblemáticas de la orden. En ellas figuran las cestas elaboradas con pequeñas cañas salvajes que crecen a orillas de los ríos. En estos objetos entrecruzados se representan diferentes flores...

El claustro

Los 14 arcos en cimbra de la galería con finas columnas es todo lo que queda del claustro. Pero es una galería excepcional por la calidad de sus capiteles: cabezas humanas, lechuzas, gallos, grifos con alas... Extrañas representaciones en una abadía cisterciense, realizadas con una gran elegancia.

La iglesia abacial

Es el lugar más romántico de la abadía. Esta altanera ruina, que sigue manteniendo su cabecera, es característica del estilo cisterciense. En la nave de la bóveda del coro, un cordero pascual y una cruz rodeada de una guirnalda recuerdan la presencia de Cristo. Al fondo, a la derecha del altar, la pila litúrgica donde el abad hacía sus abluciones antes de la misa, es una de las mejores conservadas junto a la de Lagrasse, más reciente. En los capiteles y casquillos, se aprecian enigmáticas cabezas humanas... aún muy vivas.

El palomar

Villelongue es el único monasterio de Aude que conserva casi toda su muralla, Que data del siglo XIV. El palomar se construyó en la Edad Media en una torre hacia la garganta, servía de portería y era la entrada de la abadía. A sus pies, el agua de la reserva alimentada desde la Edad Media por el Vernassonne, estremece todavía al pasar de los peces...

El jardín

A este extraordinario jardín protegido por la muralla de la abadía se le conoce como «el jardín de Jean le Bleu». Como un eco a la magnífica glicina del claustro, el azul se extiende por el mobiliario y los objetos sembrados en el jardín. Las calabazas, de todas las formas, añadían sus extrañas siluetas a este espacio tan íntimo y repleto de imaginación...

Para descubrir

Paseando

En los alrededores

En 1970-1971, la familia Eloffe realizó los primeros trabajos para conservar el campanario. Para garantizar unos trabajos regulares, en 1984 se fundó la Asociación de los Amigos de la Abadía de Villelongue. Gracias a la acción de sus numerosos miembros, el refectorio recuperó su aspecto del siglo XIII, las bóvedas de dos capiteles se consolidaron, la sala capitular, el dormitorio, la planta baja del edificio de los conversos y las pinturas murales de la sacristía se restauraron. La asociación también organiza eventos culturales muy apreciados. Desde 2003, el Estado, la Región y el Departamento participan en diferentes programas de rehabilitación de la abadía.

Los Amigos de la Abadía de Villelongue