Historia[s]
En el siglo VIII, los ermitaños fundaron el monasterio benedictino dedicado a Saint Papoul. La abadía adquirió un gran renombre en el siglo XI, gracias a Saint Bérenger, uno de los monjes que hacía milagros y atraía a los peregrinos. En el siglo XII, la abadía requiere los servicios del maestro de Cabestany para la cabecera de su iglesia. Se trata de un famoso taller que realiza una serie de modillones y capiteles. Durante la cruzada albigense, la abadía interviene poco. Acogió incluso la tumba de Jourdain de Roquefort, gran señor cátaro de la Montaña Negra, y recibió, de las manos de su familia, el señorío de Saint-Papoul. El abad fomentó el desarrollo de la ciudad que se implantó a orillas de la abadía. En 1317, Saint-Papoul se convirtió en obispo y como consecuencia, los saqueos se multiplican. Después de una época de reconstrucción en el siglo XVII, la abadía pierde los elementos de mármol de su claustro durante la Revolución francesa, antes de que la clasifiquen como Monumento Histórico y la protejan en 1840.
Para descubrir
Paseando
El «Pati»
El «Pati», como lo llaman los Saints-Papoulais, es la gran plaza que separa el barrio episcopal por un lago, y el pueblo por otro. Su reciente acondicionamiento se ha realizado para recordar una posible disposición medieval: un espacio fortificado en el siglo XIV, separado de la abadía por una fosa que cruza un puente. Para entrar en la ciudad hay que cruzar este bonito espacio al aire libre...
El pueblo
En la calle «Rue du général Hautpoul», el maestro de Cabestany se deja ver: en la fachada se puede ver una serpiente. En la calle «Rue Bombée», predomina el clasicismo por las fachadas de las casas «Lacapelle» y la «maison de la Providence». El ayuntamiento se asienta en pórticos que sirven para los mercados. Un poco más lejos, las casas con voladizos y entramados de madera llevan a la torre vigía «Tour des Gardes»...
La tour des Gardes
Es el único vestigio que queda de las fortificaciones del siglo XIV. Esta maciza torre, que también servía de prisión, defendía la ciudad con un portón. Bajo el arco se siguen viendo las marcas de 3 cabezas humanas que parece que vigilaban. Desde 1926 está inscrita como Monumento Histórico.
Autour
Castelnaudary
Castelnaudary, conocido por su guido «cassoulet», ofrece muchas otras riquezas que su larga historia ha sembrado. Su colegiata, con un puro estilo gótico meridional, cuenta con un gran órgano Cavaillé-Coll, de los siglos XVIII y XIX. Durante la Guerra de los Cien Años, la ciudad fue incendiada por el Príncipe Negro. En el siglo XVI se alza bajo el amparo de Catherine de Médicis, convertida en condesa de Lauragais, quien hace la Sénéchaussée y construye el Présidial, un tribunal civil y militar, hoy en día todavía visible. Después viene el gran siglo, el de Pierre-Paul Riquet, magnífico fundador del Canal de Midi. En Castelnaudary esto se traduce con la construcción del Gran Estanque: su superficie equivale a la de la Ciudadela de Carcassonne. Es el puerto más grande del canal, un puerto comercial dedicado sobre todo a los cereales. En este puerto eran numerosos los artesanos del transporte fluvial, se reunían los comerciales, el grano esperaba para comenzar el viaje... Hoy está reservado para los aficionados a la navegación y los senderistas aprecian un lugar original con las vistas más bonitas de la ciudad... (Más información).
Canal du Midi
Esta extraordinaria obra, realizada por Pierre-Paul Riquet en el siglo XVII para unir el Mediterráneo con el Atlántico, está inscrita en el Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1996. En sus 240 km de orillas protegidas ofrece un entorno excepcional para el ocio, el senderismo, el ciclismo o el paseo de los domingos. El Puerto Deportivo de Castelnaudary, cerca de Saint-Papoul, permite descubrir la vida real: los aficionados a la navegación amarran sus barcos a unos metros del centro de la ciudad del guiso «cassoulet». A menos de 20 minutos de Saint-Papoul, la entrada de Naurouze propone descubrir la historia y la concepción. También es un lugar de picnic muy apreciado... (Más información).
En el siglo XIX, Saint-Papoul desarrolló una especialidad de loza, tejas y alfarería barnizadas. El barniz se obtenía a partir de un mineral que se extraía en la Montaña Negra y que se trituraba en el Molino de Barniz, o Molino de Ángel, a la salida del pueblo en dirección Villemagne. Cuatro fábricas de cerámica funcionaban a tiempo completo, bajo el impulso de su alcalde, el marqués Alphonse d’Hautpoul. Este general del imperio, después ministro de guerra, presidente del consejo... fue muy activo en el pueblo donde nació. Hoy en día, la explotación de arcilla mantiene la tradición industrial y artesanal de Saint-Papoul.